Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma. 3 Juan 2, RV-60
Estos días estamos aprendiendo lo importante y lo benéfico que es tener la
sanidad del alma.
¿Sabías que muchas de las enfermedades son producto del rencor y la falta de
perdón? Las heridas que han quedado abiertas nos mantienen frustrados y con
raíces de amargura que con el paso del tiempo se manifiestan en
enfermedades.
Tú deseas un hogar, unos hijos y una vida en paz y feliz. Por eso necesitas
mirar hacia dentro y pedirle a Dios que te muestre esas partes de tu vida que
necesitan sanidad y libertad. Te sentirás diferente cuando le permitas a que
Dios obre en ti.
El Señor nos da promesas de libertad y de bendición. Lo que a veces sucede es
que nosotros mismos detenemos esas promesas. Siéntete libre hoy y dile a Dios tu
deseo de cambiar.
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