Vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. Todos los caminos del hombre
son limpios en su propia opinión; pero Jehová pesa los espíritus. Proverbios 16:2, RV-60
El desorden y la suciedad son dos enemigos nuestros. ¡Qué importante es saber
que el desorden y la suciedad son desagradables a la vista y a la vida y que
también nos afecta en el campo espiritual! Nosotros podemos ser pobres o
humildes, pero nada nos da derecho a ser desordenados y sucios.
El abandono personal y del hogar solo reflejan tu desinterés en la vida. En
las Escrituras aprendemos que son los demonios los que viven en el desorden y la
suciedad. Ese abandono te llevan a la depresión y te atan, de tal manera, que no
puedes ver las bendiciones y las promesas que Dios tiene para ti.
Son muchas las promesas que tenemos, pero solo son para los valientes, para
los que preparan su casa, ya sea que se trate de tu cuerpo o del techo bajo el
que vives.
Dios es un Dios de orden y no puedes pedirle que reine de otra manera.
Limpia y ordena tu casa y tu vida, y verás la mano de Dios sobre ti.
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