En las muchas palabras no falta pecado; mas el que refrena sus labios es
prudente. Proverbios 10:19, RV-60
Tus palabras tienen más valor de lo que quizá te hayas imaginado. ¿Cuántas
veces por palabras dichas sin pensar te has visto comprometido, atado y metido
en problemas?
Hay un refrán popular que dice que las palabras se las lleva el viento. Yo
diría que esto sucede en algunos casos. Por lo general, toda palabra que sale de
tu boca toma una fuerza que va más allá de lo razonable. Por eso es tan
importante que pensemos antes de hablar, que pensemos antes de dar nuestra
palabra.
Dar nuestra palabra implica compromiso y a veces por emoción, o por las
circunstancias, nos vemos comprometidos a aceptar negocios, llamados
ministeriales e incluso relaciones que sabemos que no son la voluntad de Dios.
Entonces, cuando queremos retractarnos de lo que dijimos, nos interpretan mal y una vez más se perjudica el
testimonio.
Dos consejos en este día: Primero, piensa antes de hablar y comprometer tu
palabra.
Segundo, debemos tener como prioridad consultarlo todo con nuestro Dios.
No hagas nada por pena. Es mejor ponerse rojo por un momento que rosado por
el resto
de tus días.
No comments:
Post a Comment