Es don de Dios que todo hombre coma y beba, y goce el bien de toda su
labor. Eclesiastés 3:13, RV-60
Muchas cosas en la vida son vanidad y nos hacen perder la orientación. Por
ejemplo, el anhelo desmedido por las riquezas. La Biblia nos enseña que el amor
al dinero también es vanidad.
Por eso, el verdadero convertido es el que deja a un lado el interés por las
cosas materiales y se concentra en Dios que es el Dador de todo en este mundo.
Una cosa es ser próspero y otra cosa es que tu vida la pongas a valer por lo que
tienes… Cuanto tienes, cuanto vales.
El Manual de Instrucciones nos recuerda que no podemos creer que siempre
seremos jóvenes, pues la juventud pasa de igual manera. Como salimos desnudos
del vientre de nuestra madre, así volveremos sin nada.
Pidámosle a Dios que seamos capaces de mantener un equilibrio en la vida, que
disfrutemos de sus bendiciones y que, de lo mucho o lo poco que tengamos,
podamos darles a los demás.
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