Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las
buenas obras. Hebreos 10:24
¿Has vivido la experiencia de conocer personas que parecen ángeles? ¿Personas
que aparecen en momentos de nuestra vida que nos hacen decir que son como
ángeles? Es decir, personas que nos ayudaron en una situación determinada. Es
una gran experiencia encontrase en el camino con estos seres especiales con un
corazón tan grande que nos conmueven. Por eso los llamo ángeles enviados por
Dios a nuestra vida.
Trata de recordar a esa persona que en momentos de angustia y tribulación te
ayudaron, te escucharon y te sacaron adelante. O quizá tú hayas sido ese ángel
para otros y hoy Dios te honra.
Mi experiencia más cercana fue en una situación donde tenía pendiente una
cuenta con mi abogada de inmigración y esa oficina decidió que no podían esperar
más a que me pusiera al día y decidieron demandarme. Las cosas hubieran
empeorado, pues una demanda podría afectarme mi salida y entrada a los Estados
Unidos.
Como testimonio, te cuento que cuando los papeles llegaron al tribunal, allí
había un angelito, una mujer que, cuando vio mi nombre, llamó a la emisora y
pidió que no la identificaran. En su conversación con mi jefe, dijo: «Soy oyente
de Claudia y necesito que le diga que sus papeles están aquí. Por eso, debe
hablar con su abogada y pedirle que quite la demanda. Sé que le pueden dar una
oportunidad». Para la gloria de Dios, eso fue lo que pasó. Me acerqué de nuevo a
mi abogada, me dio la oportunidad y quitó la demanda.
¿Son ángeles o no estas personas? Dios permita que ella esté leyendo mi libro
para decirle: «Dios te guarde y bendiga grandemente».
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