Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo. Salmo 100:2, RV-60
El servicio es un privilegio. Es algo que podemos hacer y nos deja muchas
satisfacciones. Es una manera muy especial de representar el corazón de Dios. En
otros devocionales recordamos que el mejor ejemplo de servicio lo dejó Jesús
cuando estuvo en la tierra sirviendo a los demás. Incluso les lavó los pies a
sus discípulos. La Palabra dice que «hay más dicha en dar que en recibir» (Hechos 20:35).
Muchas personas se comunican conmigo para decirme que quieren servir a Dios,
pero no saben cómo hacerlo ni en qué hacerlo. Lo importante es que tengas el
deseo. No necesariamente tienes que servir en la iglesia. Puedes hacerlo en las
cárceles, los hospitales, las casas de refugio para mujeres maltratadas, hogares
de adopción, centros de rehabilitación de adicciones, etc. En realidad, la mies
es mucha y los obreros son pocos.
El gran problema es que muchos no sirven porque no quieren compromisos. Creen
que por servir tienen que dejar de hacer sus cosas o limitarse, pero no se
imaginan que Dios restituye, premia y nos da todo lo que deseamos.
He escuchado en diferentes ocasiones esta frase: «El que no sirve, no sirve».
Aunque no somos salvos por obras, «la fe sin obras está muerta» (Santiago 2:26). Tu
salvación es posible cuando recibes a Jesús como tu Salvador, pero la fe se
manifiesta con la acción.
Pídele a Dios que te muestre cuál es tu mejor campo de servicio y empieza a
desarrollarlo.
No comments:
Post a Comment