En los labios del prudente hay sabiduría; en la espalda del falto de juicio,
solo garrotazos. Proverbios 10:13
La sabiduría es un don hermoso y tenerla es una ganancia, mientras que la
necedad es un defecto y es desobediencia.
Durante este año hemos recordado que cada uno de nosotros tiene una porción
de sabiduría. No obstante, también el Manual de Instrucciones nos dice que si
nos falta sabiduría, se la pidamos a Dios.
Es un privilegio y una virtud ser sabios en todo lo que hacemos, hablamos y
pensamos. Cuando nos tomamos el tiempo para pensar antes de actuar, nos libramos
de errores y de muchos dolores de cabeza.
Como todo en la vida, debemos tener un equilibrio. Hay personas que por
tratar de ser sabios se van al extremo y se vuelven legalistas. Piensan que
teniendo una conducta irreprochable van a ser capaces de evitar una crisis o una
situación difícil. Les recuerdo que Dios creó el día bueno y también el malo. Lo
importante es discernir los momentos y vivir en consecuencia.
Hay oportunidades que nunca regresan y está en ti tomar una sabia decisión.
También hemos experimentado que el infortunio nos lleva a la reflexión y produce
el fruto de la sabiduría.
Después de esas grandes dificultades que hemos enfrentado, es increíble cómo
la manera de ver la vida cambia de forma radical y aprendemos mucho. Sin darnos
cuenta, maduramos, y es de allí que viene el fruto de la sabiduría.
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