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Monday, January 2, 2017
Devociones de Adviento - Indignos de su favor
Martes 03 de Enero
Salmo 8
¿Qué es el ser humano, para que en él pienses? ¿Qué es la humanidad, para que la tomes en cuenta? (Sal 8:4, RVC)
Bajo el inmenso cielo estrellado, consciente de su finitud ante semejante espectáculo, el salmista deja fluir su pensamiento. Lo que él ve refleja la gloria del Creador. ¡Cuánta grandeza y belleza plasmadas en cada detalle! Se asombra por lo que él representa en medio de tanta inmensidad, y piensa en la paradoja, en la aparente contradicción que existe en todo aquello. Se sorprende porque Dios actúa contra toda lógica. Un Dios cuya arma defensiva son... ¡los niños de pecho que le alaban! ¿Qué Dios es este? ¿Cómo es posible que los niños sean su baluarte?
Todo parece extraño, misterioso, admirable. ¿Cómo es que ese Dios infinito y poderoso se ocupe de un ser humano tan limitado? ¿Cuál es la razón para que se fije en él? ¿Por qué fue capaz de hacerse como uno de ellos? Dios mismo hecho un niño para mostrarle al ser humano su favor, su gracia, su amor. Un ser humano al que había llenado de honor en la creación. Pero que había sido destituido de esa gloria por orgulloso, por querer robarle a Dios "Su" gloria.
Sin embargo, Dios insiste en estar cerca de esta creatura que acumula tantas historias de fracaso y rebeldía. Ahora, por medio de Jesús, un ser humano vuelve a ser señor de la creación. Pero no por vía de la rebeldía, sino de la obediencia y del servicio. Nacerá en un pesebre. Será coronado con una corona de espinas. Será exaltado en una cruz. Sin embargo, Dios lo declarará SEÑOR. Por medio de Jesús, Dios vuelve a reinar en nuestros corazones. Somos indignos de tanto favor. Por eso exclamamos: ¡Qué grande eres, Dios!
Dios infinito: no soy nada ante tu inmensidad. Gracias por tu favor inmerecido, tu encarnación y redención. Por Jesús, Amén.
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