No amemos de palabra ni de labios para afuera, sino con hechos y de verdad. (1 Juan 3:18, NVI)
Hace una semana vi a través de mi princesa mayor, Naty, el sufrimiento por amor. Pasaba por su primera pena amorosa, una gran desilusión. Así que me dijo: «¿Por qué, mami? ¿Por qué tengo que sufrir? ¿Por qué perdí tanto tiempo creyendo en el amor de esa persona?». Me partía el corazón verla llorar a veces sin consuelo y me hizo recordar el versículo sobre el amor que Dios nos dejó en su Palabra: «El amor es sufrido» (1 Corintios 13:4, RV-60).
Sin duda, todos hemos sufrido o sufriremos por amor. En ese momento mis palabras no traían consuelo a su corazón quebrantado, pero en medio de su dolor Dios me recordó varias cosas: El verdadero amor pasa por pruebas para ver su fortaleza. Me afirmó que Dios nos ama de manera incondicional y que nos cuida de tener más sufrimiento.
A veces nosotros creemos que estamos con la persona adecuada y nos aferramos a ella, aun sabiendo que ni la aprueban nuestros padres y mucho menos Dios.
Como Dios nos ama, nos permite ver cosas y nos muestra de alguna u otra manera que estamos equivocados. Sin embargo, nosotros, en nuestra terquedad, seguimos adelante. Así que cuando viene la desilusión, nos acordamos que nos lo habían advertido. Por eso el consejo a mi hija ahora en medio del dolor es: «Tienes que aferrarte más que nunca a Dios y esperar en Él. Dios sanará tus heridas y te mostrará el verdadero amor».
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón. La Santa Biblia, Nueva Versión Internacional® NVI® Copyright © 1986, 1999, 2015 by Biblica, Inc.® Used by permission. All rights reserved worldwide. Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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