Leer: Juan 13:12-26 | La Biblia en un año: Mateo 25:31-46
Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de Jesús (Juan 13:23).
A veces, cuando pongo la cabeza en la almohada a la noche y oro,
imagino estar recostado sobre Jesús, y me trae a la mente lo que el
apóstol Juan dice de sí mismo en la Palabra de Dios sobre la última cena
en el aposento alto: «Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba,
estaba recostado al lado de Jesús» (Juan 13:23).
Juan usó la frase «uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba» para
referirse a sí mismo sin mencionar su nombre. También describe la escena
de un banquete típico en Israel en el siglo i, donde la mesa era mucho
más baja que las que usamos ahora. La posición natural para quienes la
rodeaban era reclinarse sobre un tapete o almohadón. Juan estaba sentado
tan cerca del Señor que, cuando giró para preguntarle algo, quedó
«recostado cerca del pecho de Jesús» (v. 25), con la cabeza apoyada en
Él.
La cercanía de Juan a Jesús en ese momento es una ilustración
provechosa para nuestra vida espiritual hoy. Aunque no podamos tocar a
Jesús físicamente, sí podemos descargar en Él nuestras circunstancias
más agobiantes, ya que ha dicho: «Venid a mí todos los que estáis
trabajados y cargados, y yo os haré descansar» (Mateo 11:28). ¡Qué
bendecidos somos al tener un Salvador fiel en quien podemos confiar en
cada situación de la vida! ¿Estás recostado hoy sobre Jesús?
Señor, recostado en ti tengo esperanza.
Jesús es el único que nos da el descanso que necesitamos.
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