Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron. Apocalipsis 21:4, RV-60
¿Cómo vamos a poder decir tal cosa? ¿Que el dolor tiene una parte positiva en nuestras vidas?
¡Sí! No hay nada más poderoso en nuestro caminar con Cristo que haber experimentado, aunque sea una vez, el dolor a través de una prueba.
Dios permite que nos prueben y sabe a la perfección la capacidad que tenemos para resistir. Es más, su Palabra dice que no permitirá algo que tú y yo no podamos tolerar para salir triunfantes, pues Él nos ayudará durante la situación que estemos viviendo y después de esta (véase 1 Corintios 10:13).
En el dolor nos volvemos más sensibles. En medio del dolor conocemos a Dios de una manera más personal. Al atravesar momentos desesperados de dolor, tenemos grandes experiencias con Él.
Muchas veces, Dios permite esas situaciones en nuestras vidas porque estamos alejados de Él, porque quizá nuestro corazón esté corrupto o porque solo necesitamos que nos moldee a fin de pasar a otro nivel en nuestra vida.
No hay un momento en el que tú y yo demos más frutos que después de pasar una gran tribulación.
Sin duda, el crecimiento duele.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón. Versión Reina-Valera 1960 © Sociedades Bíblicas en América Latina, 1960. Renovado © Sociedades Bíblicas Unidas, 1988.
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