Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer. Salmo 16:8
Es muy común que los problemas de la vida nos roben nuestra confianza en Dios.
Llegar a un país extraño, la separación por una situación migratoria de tu familia, un divorcio, un hijo en las drogas, una desilusión en tu iglesia, una traición de un amigo… Son tantas y tan comunes las situaciones que te menciono hoy que es muy fácil que tú y yo podamos estar pasando alguna de ellas.
Sabemos que no todos tenemos la misma resistencia al dolor ni todos tenemos la misma capacidad para enfrentarnos a la vida. Sabemos que esas situaciones nos pueden aturdir y hasta nos pueden alejar de Dios. Incluso, a menudo culpamos a Dios de lo que nos está pasando y por error podemos tomar decisiones fuera de su voluntad.
¡Qué riesgo es vivir la vida sin tener a Dios de nuestro lado! ¡Qué peligro es desafiar a Dios a que podemos vivir sin Él y hacer nuestra voluntad!
Ahora quiero que aprendas algo: Dios es AMOR, Dios es COMPASIVO, Dios es JUSTO y es PADRE. Y al que ama corrige. Por favor, no quieras experimentar la corrección del Padre. Entrega este día toda soberbia, todo orgullo, y ríndete en los brazos del Único que puede cambiar tu situación.
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