Leer: Hechos 17:22-32 | La Biblia en un año: 1 Reyes 1–2; Lucas 19:28-48
… hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO… (v. 23).
Me paré frente a la congregación en una pequeña iglesia jamaiquina
y dije, en mi mejor dialecto local: «¿Wa Guan, Jamaica?». La reacción
fue mejor de lo que esperaba, y me recibieron con sonrisas y aplausos.
En realidad, lo único que había dicho era: «¿Cómo están?» en patois,
pero, para ellos, lo que estaba diciendo era: «Me interesan lo
suficiente como para hablar su idioma». Por supuesto, todavía no sabía
el dialecto necesario para seguir, pero había abierto una puerta.
Cuando el apóstol Pablo se paró frente a la gente de Atenas, le
mostró que conocía su cultura. Les dijo que había notado su altar «al
Dios no conocido», y citó a uno de sus poetas. Por supuesto, no todos
creyeron en el mensaje de Pablo sobre la resurrección de Jesús, pero
algunos dijeron: «Ya te oiremos acerca de esto otra vez» (Hechos 17:32).
A medida que interactuamos con los demás sobre Jesús y la salvación
que Él ofrece, la Escritura nos enseña a dedicarnos a los demás (a
aprender su idioma, por así decirlo), como una manera de abrir la puerta
para contarles la buena noticia (ver también 1 Corintios 9:20-23).
Cuando descubrimos el «Wa Guan» de los demás, es más fácil compartirles lo que Dios ha hecho en nuestra vida.
Señor, muéstranos lo que es importante para los demás, y danos oportunidades de hablar sobre tu amor.
Antes de hablar de Cristo, muestra cuánto te interesas por los demás.
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