Leer: 1 Samuel 9:1-10 | La Biblia en un año: 1 Samuel 7–9; Lucas 9:18-36
… He aquí ahora hay en esta ciudad un varón de Dios… (v. 6).
Mi esposa y yo estábamos caminando por Londres, cuando llegamos a
una calle llamada Godliman [Hombrepiadoso]. Nos dijeron que, una vez,
allí vivió un hombre cuya vida era tan santa que su calle llegó a
conocerse como «la calle de ese hombre piadoso». Esto me recordó una
historia del Antiguo Testamento.
El padre de Saúl lo envió a él y a un criado a buscar unas asnas
perdidas. Los jóvenes buscaron durante días, pero no pudieron
encontrarlas.
Saúl estaba listo para rendirse y volver a su casa, pero su criado
señaló hacia Ramá, el pueblo del profeta Samuel, y dijo: «He aquí ahora
hay en esta ciudad un varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que
él dice acontece sin falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún
indicio acerca del objeto por el cual emprendimos nuestro camino» (1
Samuel 9:6).
Toda su vida, Samuel había buscado la amistad y la comunión con Dios,
y sus palabras tenían el peso de la verdad. Lo conocían como un profeta
del Señor. Entonces, Saúl y su siervo «fueron a la ciudad donde estaba
el varón de Dios» (v. 10).
¡Que nuestras vidas puedan reflejar a Jesús de tal manera que dejemos
huella en nuestros vecindarios, y que el recuerdo de nuestra piedad
permanezca!
Señor, no sé cómo me describirían mis vecinos. Pero quiero estar cerca de ti y ser luz en mi rincón del mundo.
El testimonio más poderoso es una vida piadosa.
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