Leer: Lucas 3:7-14 | La Biblia en un año: 2 Samuel 12–13; Lucas 16
Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad… (2 Corintios 9:7).
Un pastor le propuso un desafío inquietante a su iglesia: «¿Qué
sucedería si le diéramos a alguien necesitado el abrigo que estamos
usando?». Entonces, se sacó su propio abrigo y lo colocó al frente de la
iglesia. Decenas de otras personas siguieron su ejemplo. Esto fue
durante el invierno, así que el viaje a casa no fue muy cómodo ese día.
Sin embargo, para muchas personas necesitadas, esto significó un cálido
abrazo.
Cuando Juan el Bautista estaba en el desierto de Judea, le hizo una
seria advertencia a la multitud que había ido a escucharlo. «¡Oh
generación de víboras!», decía. «Haced […] frutos dignos de
arrepentimiento» (Lucas 3:7-8). Sobresaltados, le preguntaron: «¿Qué
haremos?». Juan les contestó: «El que tiene dos túnicas, dé al que no
tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo» (vv. 10-11). El
verdadero arrepentimiento produce un corazón generoso.
Como «Dios ama al dador alegre», las ofrendas nunca tendrían que
basarse en la culpa o la presión (2 Corintios 9:7). Pero, cuando damos
con libertad y generosidad, descubrimos que, sin duda, es mucho mejor
dar que recibir.
Señor, gracias por bendecirnos de tantas maneras. Perdónanos porque muchas veces damos por sentada tu bondad. Muéstranos qué tenemos que podamos usar para bendecir a otros hoy.
… el que saciare, él también será saciado.
Proverbios 11:25
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