Leer: Marcos. 15:19-20, 33-39 | La Biblia en un año: 1 Samuel 25–26; Lucas 12:32-59
… Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios (v. 39).
En la iglesia donde asisto, hay una cruz inmensa en frente del
santuario. Representa la cruz original donde Jesús murió. Allí, Dios
permitió que su Hijo perfecto muriera por cada cosa mala que hicimos,
dijimos o pensamos. En la cruz, Jesús consumó la obra necesaria para
salvarnos de la muerte que merecíamos (Romanos 6:23).
Ver una cruz me lleva a considerar lo que Jesús soportó por nosotros.
Antes de ser crucificado, lo azotaron y lo escupieron. Los soldados le
pegaron en la cabeza con palos y se burlaron de Él. Intentaron obligarlo
a que llevara su propia cruz al lugar donde moriría, pero Él estaba
demasiado débil por los brutales azotes. En Gólgota, lo atravesaron con
clavos para mantenerlo sobre la cruz al erguirla. Esas heridas
soportaron el peso de su cuerpo mientras estuvo allí colgado. Seis horas
más tarde, Jesús exhaló su último aliento (Marcos 15:37). Un centurión
que había presenciado la muerte de Jesús declaró: «Verdaderamente este
hombre era Hijo de Dios» (v. 39).
La próxima vez que veas el símbolo de la cruz, considera lo que
significa para ti. El Hijo de Dios sufrió y murió allí, y luego resucitó
para darnos vida eterna.
Querido Jesús, ¡gracias por quitar mis pecados al morir en la cruz! Acepto tu sacrificio y creo en el poder de tu resurrección.
La cruz revela lo peor de nuestro pecado y lo mejor del amor de Dios.
No comments:
Post a Comment