En fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios.
Efesios 3:19, NVI
Los pastores son una tremenda bendición. Muchos dan de su vida y tiempo por sus ovejas. Son tan entregados a la causa, que a veces dejan para el final las necesidades de sus familias y las suyas propias. Ponen como prioridad la atención a los demás. Varios se han preguntado si ese trabajo vale la pena. Tanto sacrificio, no vivir los días normales, sino poner la cara por cada situación que se presenta en la iglesia y, además, ser los consejeros de cada familia. Sin duda alguna, para ser pastor se necesita tener un llamado de parte de Dios, pues este trabajo no es por vocación.
Hoy quiero agradecerles a mi pastor Albert Ixchu y su esposa, Lizbeth, por todo lo que han hecho por mí y por mis princesas. No solo me han orientado en momentos de crisis, sino que han estado incondicionalmente con mis hijas dándoles consejos cuando lo han necesitado. No importa el día, ni la hora… solo sirviendo.
Así que te motivo a que le agradezcas hoy de una manera especial a Dios por la vida de tus pastores, mentores y líderes. También pidámosle a Dios que los bendiga a ellos y a sus familias.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
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