Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto.
Colosenses 3:14 (NVI)
El segundo domingo de mayo, se celebra en muchos países el Día de las Madres.
Entonces, ¿cómo no dedicar un espacio en este en libro para honrar a mamá?
Sé que no todas las mujeres han sido buenas madres. Además, sé que si piensas hoy en tu niñez quizá no tengas los mejores capítulos de tu vida para decir: «Mi mamá fue buena, me cuidó, me protegió y hoy soy lo que soy gracias a ella y a su ejemplo». Comprendo que eso sería lo ideal. Sin embargo, este libro tiene el único propósito que es animar, motivar y exhortar a vivir una vida con principios y con una base sólida en Cristo, y aprovechar lo que Dios te muestre y hacerlo.
De ahí que, por principio, debas ser obediente a la Palabra y honrar a tu madre, sin importar lo que haya pasado. Solo ámala, perdónala y queda en paz y a salvo con Dios y, por supuesto, con ella.
Te sentirás muy bien al hacerlo. Pues bien, ¿por qué no aprovechas este día para llamarla, visitarla, tener un detalle con ella y buscar una restauración en esa relación?
Yo también aprovecho para honrar a mi mami, Norma, porque ha sido una madre maravillosa. Me ha apoyado todos los días de mi vida. Ha estado conmigo aun en las malas decisiones y equivocaciones, no para juzgarme, sino para levantarme. Ha sido mi amiga, confidente, compañera y mi enfermera por cinco meses. Cuando más la necesite, dejó todo en Colombia por venir a atenderme. Es un ejemplo de disciplina y liderazgo. Es una buena abuelita y una excelente suegra. Por todo esto y más, ¡GRACIAS, MAMI, eres la mejor!
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
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