Wednesday, June 14, 2017

CPTLN Devocional de 15 de Junio de 2017


Alimento Diario

A la deriva

15 de Junio 2017

Tres veces he sido azotado con varas; una vez he sido apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar.

"Siéntate y escucharás la historia de un viaje fatídico que comenzó en este puerto del trópico, a bordo de este pequeño barco". Con estas palabras comienza el tema de la película de la Isla de Gilligan, y son apropiadas para la historia que les voy a contar hoy.

En este caso, el 'puerto del trópico' era Belleair Beach, en la Florida, y el 'pequeño barco' era un colchón flotador de pileta de natación. El capitán y la tripulación eran un solo hombre... un hombre que aparentemente se había desmayado mientras flotaba a la deriva sobre su flotador.

El hombre fue divisado por personas en un bote, quienes inmediatamente llamaron al Guarda Costas. Cuando el Guarda Costas y el equipo de rescate lo encontraron, todavía estaba inconsciente. Eventualmente, el hombre recuperó el conocimiento, y regresó a su casa.

El Guarda Costas dijo que el hombre había tenido mucha suerte al ser divisado por esas personas, porque de no haber sido así, podría haberse ido flotando mar adentro. También dijeron que el hombre estaba borracho.

El alcohol, en cambio, no fue la causa por la cual San Pablo estuvo náufrago en el Mediterráneo. No, Pablo se encontró en esa situación debido a su incontrolable deseo de compartir la historia de salvación del Salvador con los pecadores.

La actitud de Pablo frente a las dificultades contrasta con lo que normalmente escuchamos decir a los predicadores cristianos en la radio y la televisión. Demasiado a menudo, representantes públicos del cristianismo contemporáneo implican que Dios no tiene nada mejor que hacer que pagar nuestras deudas, hacerse cargo de nuestras enfermedades, darnos más éxito, y concedernos todo lo que queremos.

Dos puntos de vista opuestos. Me pregunto: ¿qué dijo Jesús acerca de las dificultades?

    En Mateo 10:22, Jesús dijo: "Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará, pero el que resista hasta el fin será salvado".

    En Juan 15:20, el Señor advirtió: "Acuérdense de la palabra que les he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán; si han obedecido mi palabra, también obedecerán la de ustedes".

    En Mateo 16:24-25, Jesús dijo a sus discípulos: 'Si alguno quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará'.

El Salvador sabía que seguirlo a él tiene un costo. Toda persona que compromete su vida al Señor del cielo puede anticipar que tendrá problemas, sufrimientos y persecución. Pero, aún así, sabemos que nuestras dificultades no son nada comparadas con el Cristo que vivió una vida perfecta, cumplió cada ley, resistió cada tentación y permitió que lo sacrificaran por nuestra redención en el Calvario.

Como dijo Isaías: "Por su llaga seremos sanados". Gracias al sacrificio de Jesús nunca estaremos a la deriva espiritualmente.

ORACIÓN: Señor Jesús, tú sufriste mucho para que nosotros podamos tener paz. Ayúdame a que te sirva con alegría, aun en medio de las dificultades de la vida. Enséñame a arrepentirme del mal que he hecho y a vivir en gratitud por todo lo que tú eres para mí. En tu nombre. Amén

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