Leer: Éxodo 33:7-14
La Biblia en un año: Salmos 10–12; Hechos 19:1-20
Y hablaba el Señor a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero… (v. 11).
Aunque el mundo está conectado electrónicamente como nunca antes,
no hay nada como el tiempo frente a frente. Cuando compartimos y nos
reímos juntos, podemos percibir las emociones del otro en sus
expresiones faciales. Los que se aman, disfrutan de compartir tiempo
cara a cara.
Vemos esta clase de relación personal entre el Señor y Moisés, el
hombre a quien Dios eligió para guiar a su pueblo. Durante los años de
seguir a Dios, la confianza de Moisés fue creciendo, y no dejó de
seguirlo a pesar de la rebelión y la idolatría del pueblo. Después de
que los israelitas adoraron un becerro de oro (Éxodo 32), Moisés levantó
una tienda fuera del campamento para encontrarse con Dios, mientras
ellos miraban desde lejos (33:7-11). Cuando la columna de nube —la
presencia de Dios— descendía sobre la tienda, Moisés hablaba en favor de
ellos. Dios prometió que su presencia los acompañaría (v. 14).
Gracias a la muerte de Jesús en la cruz y a su resurrección, ya no
necesitamos que alguien hable con Dios a nuestro favor. En cambio,
podemos ser amigos de Dios a través de Cristo (Juan 15:15). Nosotros
también podemos encontrarnos con Él como con un amigo.
«¡Cara a cara! ¡Qué momento feliz! Cara a cara […] ¡poder ver y conocer, cara a cara con mi Redentor, a Jesucristo, que tanto me ama!». Carrie E. Breck
Podemos hablar con el Señor como con un amigo.
No comments:
Post a Comment