Leer: 1 Juan 1:1-10
La Biblia en un año: Salmos 46–48; Hechos 28
Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo… (Salmo 119:176).
Cuando regresaba a casa del trabajo, a veces, mi amigo Norm
gritaba: «¡Están perdonados!». No era que sus familiares le hubieran
hecho daño y necesitaran su perdón. Simplemente, les recordaba que,
aunque habían pecado durante el día, la gracia de Dios les garantizaba
su perdón.
El apóstol Juan señaló lo siguiente respecto a la gracia: «pero si
andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y
la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos
que no tenemos pecado [inclinación a pecar], nos engañamos a nosotros
mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados,
él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad» (1 Juan 1:7-9).
La frase «andamos en luz» es una metáfora de seguir a Jesús. Juan
insiste en que imitar al Señor con la ayuda del Espíritu es señal de que
nos hemos unido a los apóstoles en la comunión de la fe; de que somos
cristianos auténticos. Sin embargo, no debemos engañarnos. A veces,
tomaremos malas decisiones. No obstante, recibimos abundante gracia y
todo el perdón que necesitemos.
No somos perfectos, ¡pero sí perdonados por Jesús! Esta es la buena noticia para hoy.
Señor, sé que estoy lejos de ser perfecto. Por eso, te necesito y preciso que me limpies. Sin ti, estoy perdido.
Examina tu corazón diariamente para mantenerte cerca de la sabiduría de Dios.
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