Leer: Lucas 24:44-49
La Biblia en un año: Salmos 16–17; Hechos 20:1-16
Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras (v. 45).
El árbol de secoya está entre los organismos más grandes y
duraderos del mundo. Puede alcanzar más de 90 metros (300 pies) de
altura, pesar más de una tonelada y vivir 3.000 años. Sin embargo, la
majestuosa secoya debe en gran parte su tamaño y longevidad a lo que hay
debajo de la superficie. Un conjunto de raíces de varios metros de
profundidad, que se extienden hacia los costados, sostienen su
impresionante altura y peso.
Sin embargo, el sistema expansivo de raíces de la secoya es pequeño
si se compara con la historia nacional, la religión y la anticipación
que apoyan la vida de Jesús. Una vez, Él le dijo a un grupo de líderes
religiosos que las Escrituras contaban su historia (Juan 5:39). En la
sinagoga de Nazaret, abrió el rollo de Isaías, leyó una descripción del
Mesías y anunció: «Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de
vosotros» (Lucas 4:21).
Después de resucitar, Jesús ayudó a sus discípulos a entender cómo
las palabras de la Escritura mostraban que era necesario que sufriera,
muriera y resucitara (24:46).
¡Cuánta gracia y esplendor es ver a Jesús enraizado en la historia y
las Escrituras de una nación, y ver también lo mucho que nuestras vidas
están arraigadas en nuestra necesidad de Él!
Padre, ayúdanos a no olvidar jamás que la Escritura nos arraiga al ver nuestra necesidad de tu Hijo.
Toda la Escritura nos ayuda a ver cuánto necesitamos a Jesús.
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