Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre.
~ Salmo 118:8 (NVI)
¿Te has dado cuenta de las muchas veces que en tu vida te has puesto en la posición de «depender» de alguien? Quizá en tu trabajo dependas de alguien. Es obvio que no me refiero a que no respetes a los que están en autoridad. Claro que hay que respetarlos. De lo que hablo es de que tu vida gire en torno a esa persona, que des por sentado que nunca te va a fallar y que confíes más en ella que en Dios, por ejemplo. ¿Sabes que pasa con eso? Lo que pasa es que cuando te falla esa persona que es tan humana como tú, la desilusión es grande y tu dependencia se va al piso.
Para que no sufras es mejor que no dependas de nadie. Así que aprende a depender de manera exclusiva de Dios. Quizá te preguntes: «¿Y cómo lo logro?».
Primero, pídele perdón a Dios en oración por no haberlo puesto a Él ante todo en tu vida. Segundo, pídele que te ayude a fin de que puedas ponerlo en práctica. Tercero, solo dale la oportunidad a Dios que te sorprenda. Él, que es amor, te demostrará con muchos detalles que se preocupa por tu bienestar. Por último, lee la Palabra. Allí encontrarás muchas promesas que, cuando las analices, serás capaz de ver que Él sí ha estado dispuesto a bendecirte.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
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