Leer: 2 Corintios 4:7-18
La Biblia en un año: Salmos 57–59; Romanos 4
Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios… (v. 7).
En 2011, un terrible terremoto y el sunami resultante destruyeron
230.000 hogares y cerca de 19.000 vidas en una región al noreste de
Tokio. Luego del desastre, nació The Nozomi Project [El proyecto
nozomi], llamado así por la palabra japonesa para «esperanza», a fin de
brindar un ingreso sostenible, y recuperar la comunidad, la dignidad
y la esperanza en un Dios que provee.
Las mujeres de este proyecto buscan entre las ruinas para descubrir
fragmentos de vajilla, que lijan y engarzan para crear joyas. Las joyas
se venden en todo el mundo y les dan un sustento a estas mujeres.
En la época del Nuevo Testamento, se acostumbraba esconder objetos de
valor en el insólito contenedor de una simple vasija de arcilla. Pablo
describe cómo el tesoro del evangelio está contenido en la fragilidad
humana de los seguidores de Cristo: vasos de barro (2 Corintios 4:7).
Estas débiles vasijas pueden revelar el poder de Dios al contrastarlo
con nuestras imperfecciones.
Cuando Dios habita en las piezas imperfectas y rotas de nuestras
vidas, la esperanza sanadora de su poder suele hacerse más visible. Sí,
su obra reparadora en nuestro corazón a menudo deja cicatrices y
grietas. Pero quizá esas líneas hacen que los demás puedan ver el
carácter de Dios.
Señor, muestra a los demás tu poder con el tesoro de tu evangelio en mi vida.
El quebrantamiento puede llevar a la recuperación.
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