[Ella] está atenta a la marcha de su hogar, y el pan que come no es fruto del ocio. Sus hijos se levantan y la felicitan; también su esposo la alaba.
~ Proverbios 31:27-28 (NVI)
La mujer es el corazón del hogar. Sin duda, Dios le ha dado a la mujer esta gran responsabilidad.
¿Te has puesto a pensar que cuando tenemos nuestros esposos, o aun si somos madres solteras, Dios nos ha dado la capacidad de ser ese corazón del hogar? Tú y yo influimos de una manera positiva o negativa en nuestros esposos y en nuestros hijos. Cuando estamos desanimadas, eso es lo que transmitimos en casa… ¡y cómo sufren todos ese desaliento!
Sin embargo, esto lo vemos también en las cosas positivas. Si eres emprendedora, de seguro animas a tu esposo en los momentos en que necesita de ti. Asimismo, cuando alientas a tus hijos y los aconsejas en medio de las dificultades, su respuesta será positiva.
Por eso la mujer es ese motor que debe estar siempre conectado con Dios, ya que nuestra función en el hogar es determinante. Así que, recapacita, pues si tu esposo y tus hijos se quejan de ti, que eres insoportable, que no se te puede hablar o que te pasas la vida con regañinas, estas son señales de advertencia.
Pidámosle a Dios que nos ayude a cambiar y a estar centradas, de manera que logremos seguir siendo ese motor impulsor en la familia.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
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