La sabiduría del prudente es discernir sus caminos, pero al necio lo engaña su propia necedad.
~ Proverbios 14:8 (NVI)
La sabiduría es una virtud, pero la necedad es un defecto y se puede convertir en un pecado. En la vida se presentarán momentos en los que nos pondrán a prueba y donde tendremos la opción de tomar decisiones sabias o necias. Así que cualquiera de las dos determinará las consecuencias de nuestros actos.
Del mismo modo que muchas personas crecen en sabiduría y aprenden de sus errores, otras tantas volverán a su necedad y no aprenderán la lección ni darán frutos, aunque hayan tocado fondo y Dios les haya dado otra oportunidad.
Las personas que son así, las vemos abrumadas sin cesar y siempre enredadas en problemas. No tienen paz en sus corazones porque no tienen a Dios en cuenta en sus vidas. Se creen autosuficientes, pero sus vidas no modelan a Cristo.
La comparación que hace Dios en la Biblia sobre la necedad del hombre es que el necio es como el perro que vuelve a su vómito. ¿Visualizas esa imagen? ¡Puf! Entonces, si hemos sufrido por los errores cometidos, ¿por qué los repetimos? Porque se nos olvida el dolor y el daño causado.
Por lo tanto, pidámosle hoy a Dios que nos fortalezca y nos dé sabiduría que viene de lo alto.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
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