La rebeldía
Preserva también a tu siervo de las soberbias; que no se enseñoreen de mí; entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión.
~ Salmo 19:13 (RV-60)
Ayer aprendimos que debemos limpiar y poner en orden nuestro cuerpo que, desde el punto de vista espiritual, es la casa de Dios.
Sé que a veces cuando no entendemos mucho el porqué de las cosas que nos pide Dios, se levanta cierta rebeldía en uno. Se trata de algo que nos dice: «¿Y por qué tengo que hacerlo?». Entonces, si lo hacemos, quizá sea a medias y cambiemos ciertas cosas. No obstante, nos quedamos con lo que nos gusta, que a menudo es lo más pecaminoso. Es de lamentar que no entendamos que el mal es para nosotros mismos, ya que esa actitud no nos llevará a ningún final feliz.
Todos tenemos algo de rebeldes. A ninguno nos agrada que nos digan que debemos cambiar. Pensamos que nadie tiene derecho sobre nosotros. Es más, se nos olvida que si hemos rendido la vida a Dios, Él tiene autoridad sobre ti y sobre mí y la tiene como Padre.
¿Qué es lo que levanta en ti la rebeldía? ¿Salir de tu zona de comodidad y hacer cambios radicales? Recuerda que esto te traerá bendición.
Dios es un Dios de orden, por eso no actúa en el desorden. Por lo tanto, si Dios no trabaja en nosotros cuando hay desorden, ¿por qué no ordenamos nuestra vida?
¡Ah! Tengamos presentes que los que trabajan en el desorden son los demonios.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
Ayer aprendimos que debemos limpiar y poner en orden nuestro cuerpo que, desde el punto de vista espiritual, es la casa de Dios.
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