La gran lección de la vida
El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.
— Salmo 34:18 (NVI)
La posibilidad de conocerles a cada uno de ustedes y de escuchar sus historias, me ha dado un gran crecimiento. He visto que lo que he vivido no da ni al tobillo para lo que tienen que vivir día tras día hombres y mujeres en el mundo que están en esas horribles cárceles.
He visto de cerca el ambiente que se vive allí. Incluso, he notado la frialdad de las personas que trabajan en ese lugar y que no se conmueven ante el dolor de una madre.
No obstante, también he visto hombres y mujeres de Dios que, dejando sus familias y sus días de descanso, desempeñan el gran trabajo como «capellanes» al llevar a una sola voz la verdad de Dios a esas vidas que claman por perdón.
Gracias a cada uno de ustedes. Gracias a todos los que han dejando sus prejuicios que van a las cárceles llevando esperanza y amor a los que más lo necesitan. Me queda la enorme satisfacción de saber que hay mucho por hacer y que tú y yo podemos ser esas lámparas que se enciendan en esos lugares.
También aprendí que hoy esas personas están allá, pero a cualquiera de nosotros nos podría pasar. A cualquiera de nuestros jóvenes, esposos, esposas les podrían suceder.
En fin, no seamos indiferentes a la necesidad. Si Dios te ha inquietado a trabajar de cerca para los presos, no dejes pasar más tiempo y únete a la causa.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
Si Dios te ha inquietado a trabajar de cerca para los presos, no dejes pasar más tiempo y únete a la causa.
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