Recojamos los estragos (segunda parte)
En su angustia clamaron al Señor, y él los salvó de su aflicción. Los sacó de las sombras tenebrosas y rompió en pedazos sus cadenas.
En estos días estamos reflexionando acerca de las cosas negativas que les permitimos llegar a nuestra vida y a las que les llamo «vientos». Quizá esto se deba a que, por estar en temporada de huracanes, deseara establecer el paralelo con nuestra vida.
Muchos de esos impactos que vivimos los ocasionamos nosotros mismos. Tomamos malas decisiones, no escuchamos a tiempo los consejos y hacemos lo que bien nos parece. En algunos casos, esto nos lleva a quedar literalmente en «zona de desastre». Entonces, una vez más, el nombre de Dios viene a nuestros labios y pensamientos. Volvemos a orar con tanta intensidad como no lo hacíamos por mucho tiempo. Después nos arrepentimos y le pedimos a Dios una nueva oportunidad.
La buena noticia es que nuestro Padre siempre está dispuesto a recibirnos y a recogernos, así sea que estemos hecho pedazos o que seamos solo escombros. Con su infinita misericordia nos empieza a sanar y a reconstruir hasta dejarnos una vez más en pie.
Lo más importante de todo, mis queridos amigos, es que aunque Dios nos perdona y olvida nuestras faltas, siempre viviremos las consecuencias de nuestros actos.
Por favor, que no se nos olvide el dolor por el que pasamos y de dónde nos sacó Dios.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
En estos días estamos reflexionando acerca de las cosas negativas que les permitimos llegar a nuestra vida y a las que les llamo «vientos». Quizá esto se deba a que, por estar en temporada de huracanes, deseara establecer el paralelo con nuestra vida.
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