Wednesday, October 7, 2020

Devocional CPTLN — Digno


Digno

Jesús volvió a hablarles en parábolas, y les dijo: «El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo una fiesta de bodas para su hijo. Y envió el rey a sus siervos para convocar a los invitados a la fiesta de bodas, pero éstos no quisieron asistir. Volvió el rey a enviar otros siervos, y les dijo: "Díganles a los invitados que ya he preparado el banquete; que he matado mis toros y animales engordados, y que todo está dispuesto. Que vengan a la fiesta." Pero los invitados no hicieron caso. Uno de ellos se fue a su labranza, otro a sus negocios, y otros más agarraron a los siervos, los maltrataron y los mataron. Cuando el rey supo esto, se enojó; así que envió a sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: "La fiesta de bodas ya está preparada, pero los que fueron invitados no eran dignos de asistir. Por tanto, vayan a las encrucijadas de los caminos, e inviten a la fiesta de bodas a todos los que encuentren." Los siervos salieron por los caminos y juntaron a todos los que encontraron, lo mismo malos que buenos, y la fiesta de bodas se llenó de invitados... Porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos.

¡Esta es una historia extraña que cuenta Jesús! Empieza normalmente: un rey está organizando una fiesta, pero los invitados se niegan a venir.

Tengamos en cuenta que el rey no está enviando a sus sirvientes para invitar a personas a la fiesta por primera vez, eso ya lo había hecho hacía mucho tiempo, sino que los envía a "convocar a los invitados". Los invitados ya habían respondido pero ahora, a último momento, están renunciando a su compromiso. Cuando el rey vuelve a intentarlo se comportan aún peor, por lo que el rey toma represalias.

Pero aun así, se queda con el problema de una fiesta de bodas sin invitados. Así que envía a sus sirvientes a invitar a cualquiera que encuentren: personas que pasan de camino a casa, al trabajo o a la escuela, personas con sus ropas sucias que jamás esperarían ser invitados por un rey. Ninguno de ellos es apto para una fiesta real, por lo que está bastante claro que el rey también les está proporcionando ropa adecuada. Su fiesta estará llena de personas, ¡no importa lo que tenga que hacer para que así sea!

El rey se refiere al primer grupo como "no dignos", lo cual es una subestimación bastante grande. Pero y los del segundo grupo, ¿son dignos? Aparentemente sí. Aunque no por su carácter, ya que Jesús los llama "buenos y malos", ni por su posición o conexiones; en realidad, por nada sobre ellos. Para ser "digno" solo era necesario estar presente, aceptar la invitación del rey, llevar la ropa de boda que el rey ha proporcionado, sentarse y comer.

Así es también para nosotros. A través de la muerte y resurrección de Jesús, Dios ha abierto el cielo para todos, absolutamente para todos los que estén dispuestos a venir. Él mismo proporcionará la comida y la ropa adecuada. Cualquiera, absolutamente cualquiera, que esté dispuesto a confiar en la invitación de Jesús, tiene garantizado un asiento en la fiesta de Dios. Somos dignos no por quienes somos, sino por lo que Jesús ha hecho.

ORACIÓN: Señor, gracias por invitarme. Llévame a tu fiesta de bodas. Amén.

Dra. Kari Vo

Para reflexionar:
* ¿Cómo elige el líder de tu país a los invitados a una cena?

* ¿Cómo elige Dios a los invitados a su fiesta celestial?
© Copyright 2020 Cristo Para Todas Las Naciones. Que a través de estos devocionales, la Palabra de Dios te refresque en tu diario caminar.
¡Esta es una historia extraña que cuenta Jesús! Empieza normalmente: un rey está organizando una fiesta, pero los invitados se niegan a venir.

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