Leer: Hechos 26:9-15 | La Biblia en un año: Marcos 13:21-37
… De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis (Mateo 25:40).
Una mañana, temprano, un pasajero empujó e insultó a otro que se
le cruzó mientras viajaban en un tren repleto de gente en Londres. Fue
esa clase de situaciones desafortunadas y sin sentido que no se
resuelven. Pero, al rato, sucedió algo inesperado. El gerente de una
empresa envió un breve mensaje a sus amigos en una red social:
«¿Adivinen quién apareció para una entrevista de trabajo?». Su
explicación hizo que gente en todo el mundo se sonriera. ¿Te imaginas ir
a una entrevista de trabajo y descubrir que la persona que te recibe es
la que poco antes habías insultado?
Saulo también se cruzó con alguien a quien jamás esperó ver. Mientras
perseguía a un grupo llamado Camino (Hechos 9:1-2), lo hizo detener en
su trayecto una luz que lo encegueció. Entonces, una voz dijo: «Saulo,
Saulo, ¿por qué me persigues?» (v. 4). Saulo preguntó: «¿Quién eres,
Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues» (26:15).
Años antes, Jesús había dicho que nuestra manera de tratar a los
hambrientos, los sedientos, los extranjeros y los presos refleja nuestra
relación con Él (Mateo 25:35-36). ¿Quién hubiese imaginado que, cuando
alguien nos insulta, o cuando nosotros ayudamos o lastimamos a otra
persona, Aquel que nos ama lo toma personalmente?
Señor, perdónanos por olvidar que siempre estás presente.
Cuando ayudamos o lastimamos a alguien, Jesús lo toma personalmente.
No comments:
Post a Comment