Leer: Filipenses 1:21-26
La Biblia en un año: 2 Reyes 13–14; Juan 2
… quisiera partir y estar con Cristo […] pero por el bien de ustedes, es mejor que siga viviendo (vv. 23-24 NTV).
Una anciana llamada Violeta estaba sentada sobre su cama en una
enfermería, y sonrió cuando unos adolescentes fueron a visitarla. El
aire caliente del mediodía abatía sin tregua, pero ella no se quejaba.
En cambio, sonrió de oreja a oreja y cantó: «¡Voy corriendo, brincando,
saltando y alabando al Señor!». Mientras cantaba, agitaba los brazos
como si estuviera corriendo. Los ojos de los que la rodeaban se llenaron
de lágrimas, porque Violeta no tenía piernas. Estaba cantando porque,
según ella: «En el cielo, tendré piernas para correr».
El gozo y la expectativa de Violeta sobre el cielo le añaden un nuevo
vigor a las palabras de Pablo en Filipenses 1: «Mas si el vivir en la
carne resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué
escoger. Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo
de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor» (vv. 22-23).
Todos enfrentamos momentos difíciles que pueden hacer que anhelemos
la promesa del alivio celestial. Pero, así como Violeta se goza a pesar
de sus circunstancias actuales, nosotros también podemos seguir
«corriendo, brincando, saltando y alabando al Señor», tanto por la vida
abundante que nos da aquí como por el gozo supremo que nos espera.
Señor, cuando pase por momentos difíciles, ayúdame a encontrar gozo.
Cuando Dios nos da un nuevo comienzo, descubrimos una alegría incesante.
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