Leer: Hechos 8:26-40
La Biblia en un año: 2 Crónicas 34–36; Juan 19:1-22
… Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? (v. 34).
Wally es la estrella de ¿Dónde está Wally?, una conocida serie de
libros infantiles. Wally se esconde en escenas abarrotadas, invitando a
los niños a que lo encuentren. Padres de todo el mundo disfrutan al ver
la alegría de sus hijos cuando encuentran a Wally.
Poco después de que a Esteban lo apedrearon por proclamar a Cristo
(Hechos 7), se desató una persecución que hizo que muchos cristianos
huyeran de Jerusalén. Otro diácono, Felipe, siguió a estos cristianos a
Samaria, donde proclamó a Cristo y fue bien recibido. Allí, el Espíritu
Santo lo envió en una misión especial a un camino por el desierto.
Seguramente, le pareció extraño, dado el fruto que había en Samaria.
Imagina la alegría de Felipe cuando se encontró con el funcionario
etíope y lo ayudó a encontrar a Jesús en las páginas de Isaías (vv.
26-40).
Nosotros también podemos ayudar a otros a «encontrar a Jesús» a
través de la Escritura. Al igual que el padre que observa la alegría de
su hijo al descubrir lo que estaba oculto, y como Felipe cuando ayudó al
etíope a encontrar a Jesús, puede ser emocionante presenciar el momento
en que Dios se revela a otra persona. Que podamos estar siempre
preparados para hablar de Cristo según el Espíritu nos guíe.
Gracias, Padre, por ayudarnos a encontrarte.
La tarea más importante del creyente es llevar a sus amigos a Jesucristo.
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