Decepcionados
Bendeciré al Señor, que me aconseja; aun de noche me reprende mi conciencia. Siempre tengo presente al Señor; con él a mi derecha, nada me hará caer.
~ Salmo 16:7-8 (NVI)
Hace unos meses, como casi todos los días, recibí una llamada de una oyente jovencita y muy desilusionada de su pareja. Vivió con él por catorce años, pero nunca llegaron a casarse. De esa relación quedaron tres hijos, uno de once años, otro de tres y el último de dieciocho meses.
Hace más de un año, se separó de él porque descubrió que la había engañado con varias mujeres y decidió pedirle que se fuera de la casa. A raíz de esa decisión, comenzó el calvario para esta joven madre. El padre de sus hijos no la volvió ayudar económicamente y la amenaza sin cesar con quitarle a los niños. Como si fuera poco, la está tratando de manipular diciéndole que la única manera en que la ayuda es si se va a vivir donde le diga, obligándola a vivir con la ex suegra. Además, le habla mal a los niños de ella tildándola de loca.
Nuestra oyente llamó desesperada porque no quería vivir bajo amenazas. Buscaba ayuda legal ya que, al no estar casada, no sabía si tenía algún derecho, al igual que sus hijos.
Esta pudo haber sido mi historia o tu historia, pero nos deja varias moralejas.
Debemos hacer las cosas legalmente ante Dios y ante los hombres. No por las amenazas de alguien debemos bloquearnos ni aterrorizarnos. Por el contrario, debemos resaltar quiénes somos en Jesucristo.
Hoy en día, ella y sus hijos están recibiendo consejería y asesoría legal. Así que poco a poco va recuperando su autoestima.
Por favor, todo lo que hagas consúltalo con Dios y recuerda que Él es el único que no falla ni te dejará.
Un Día a la Vez Copyright © by Claudia Pinzón
Esta pudo haber sido mi historia o tu historia, pero nos deja varias moralejas.
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