Leer: Salmo 8:1-9
La Biblia en un año: 2 Reyes 17–18; Juan 3:19-36
¡Oh Señor nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra!… (v. 1).
Cuando mi esposo y yo vamos a caminar al aire libre, llevamos la
cámara y sacamos primeros planos de las plantas a nuestros pies, que son
como microcosmos. Qué maravillosa variedad y belleza vemos, ¡incluso en
los hongos que salpican los bosques con pinceladas de naranja, rojo y
amarillo!
Las fotos de la vida que nos rodea me inspiran a levantar los ojos al
Creador que no solo hizo los hongos, sino también las estrellas y los
cielos. Diseñó un mundo de infinito alcance y variedad. Además, nos creó
a ti y a mí y nos puso en medio de esta belleza, para disfrutarla y
gobernarla (Génesis 1:27-28; Salmo 8:6-8).
Mis pensamientos se vuelcan a uno de los «salmos de campamento» de mi
familia: salmos que leemos sentados alrededor de una fogata: «¡Oh Señor
nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra! Has puesto tu
gloria sobre los cielos […]. Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para
que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?»
(Salmo 8:1-4).
¡Qué maravilla que el Dios que creó el mundo en todo su esplendor se preocupe por ti y por mí!
Majestuoso Creador, nuestro corazón te alaba cuando vemos instantáneas de tu hermoso mundo.
Al entender lo sabio que es Dios, confiamos en que puede cuidarnos.
No comments:
Post a Comment