¿Por qué compara el profeta un árbol floreciente con un arbusto reseco? Quería que su pueblo recordara lo sucedido desde el rescate milagroso de los campos de esclavitud en Egipto. Durante 40 años en el desierto, habían vivido como un árbol plantado junto a un río (2:4-6), pero la prosperidad de la tierra prometida les había hecho olvidar su propia historia, y depender de sí mismos y de dioses fabricados por ellos (vv. 7-8); al punto de querer volver a Egipto (42:14).

Por eso, a través de Jeremías, Dios exhortó con amor a los olvidadizos israelitas, y también nos exhorta a nosotros a confiar en Él y ser como el árbol… no como la retama.


Señor, ayúdame a recordar tus bendiciones del pasado.

Recordemos en los buenos tiempos lo que aprendimos durante los días difíciles.


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