Tuesday, January 3, 2017

Devociones de Adviento - Alabanza perfecta

Miércoles 04 de Enero

Salmo 148

¡Alabado sea el nombre del Señor!¡Sólo su nombre merece ser exaltado!¡Su gloria domina los cielos y la tierra! (Sal 148:13, RVC)

El libro de los salmos puede ser descrito como una larga procesión hacia la gloria y la alabanza plenas. Pero en ese largo camino de los justos, de todo el pueblo de Dios, hay angustia, cruz y persecución. El justo se ve rodeado muchas veces de enemigos que lo acusan falsamente, que se burlan de su fe, que quieren convencerle de que Dios lo ha abandonado. Sin embargo, en medio de esa opresión, el justo prorrumpe a veces en alabanza. Y lo hace no porque disfrute de bienestar y plenitud absolutas, sino porque sabe que los sufrimientos del tiempo presente no son nada comparados con la gloria que le aguarda al final de su peregrinación.

El justo es aquel que depende de la misericordia divina, el que sabe que no tiene nada para ofrecerle a Dios, sino más bien tiene todo para recibir. La dependencia de Dios es su sello personal. En consecuencia, el justo es un hombre de oración que goza de estar en la presencia de Dios y que ruega por perdón y misericordia. Por lo tanto, se refugia en Dios, en su Palabra, en sus promesas de gracia.

Mientras el justo camina, lucha y ora, vislumbra el final del camino. Los últimos salmos retratan un escenario de alabanza perpetua, celebración definitiva, en el cual todo lo creado, seres vivos e inertes, celestes y terrenos, son convocados a alabar a Dios. Terminada la peregrinación, se puede ver plenamente lo antes vislumbrado: que ni el mal ni la muerte tienen la palabra final, que Dios reina a través de su Mesías, que Dios Creador y Salvador es el Todo para todos. Creamos hoy. Alabemos ya. Alabaremos para siempre mañana.

Señor de la historia: que los sufrimientos del tiempo presente no me impidan alabarte ya. Por causa de Jesús, mi Salvador. Amén.

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