Leer: Josué 1:1-9
La Biblia en un año: 2 Reyes 10–12; Juan 1:29-51
… el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas (v. 9).
Mientras regresábamos a casa de unas vacaciones, el camino nos
llevó por una parte desolada. Durante casi dos horas después del
atardecer, condujimos a través de profundos cañones y mesetas
desérticas. Apenas podían divisarse algunas luces de autos que
perforaban la oscuridad. Finalmente, la luna salió en el horizonte;
podíamos verla cuando el camino subía a las colinas, pero quedaba
eclipsada mientras viajábamos por las tierras bajas. Mi hija comentó que
le recordaba la presencia de Dios. Le pregunté si necesitaba verla para
saber que Él estaba allí. Contestó: «No, pero sí que ayuda».
Después de la muerte de Moisés, Josué heredó el liderazgo de los
israelitas y se le encomendó llevarlos a la tierra prometida. A pesar de
esta comisión divina, Josué seguramente se sintió desafiado por
semejante tarea, pero Dios le aseguró que estaría con él en esa odisea
(Josué 1:9).
El camino de la vida suele pasar por territorio desconocido. A veces,
no podemos ver claramente lo que tenemos por delante. El plan de Dios
no siempre nos resulta evidente, pero Él prometió estar con nosotros
«todos los días, hasta el fin del mundo» (Mateo 28:20). ¿Qué seguridad
mayor podríamos desear? Aun cuando el camino esté oscuro, la Luz está
con nosotros.
Señor, gracias por estar cerca de mí incluso cuando no puedo verte.
Dios está con nosotros aun cuando no podemos verlo.
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