Leer: Romanos 7:14-25
La Biblia en un año: Job 11–13; Hechos 9:1-21
… ¿Quién me libertará de esta vida dominada por el pecado…? […] Jesucristo nuestro Señor… (vv. 24-25 NTV).
Al morir, el gran artista Miguel Ángel dejó muchos proyectos sin
terminar. Sin embargo, cuatro de sus esculturas quedaron incompletas a
propósito. El Esclavo barbudo, el Esclavo atlante, el Esclavo
despertándose y el Joven esclavo, aunque parecen obras sin terminar, son
exactamente lo que Miguel Ángel tenía en mente. El artista quería
expresar la sensación de estar esclavizado para siempre.
En lugar de esculpir figuras encadenadas, Miguel Ángel las modeló
atascadas en el mismo mármol del cual las talló. Los cuerpos emergen de
la piedra, pero hasta cierto punto. Los músculos se contraen, pero las
figuras nunca pueden liberarse.
Me resulta fácil identificarme con estas esculturas de esclavos. Su
situación no es tan diferente de mi lucha con el pecado. No puedo
liberarme. Al igual que las esculturas, estoy atrapada, cautiva «a la
ley del pecado que está en mis miembros» (Romanos 7:23). No importa
cuánto me esfuerce, no puedo cambiar. Pero, gracias a Dios, no
quedaremos incompletos para siempre. En el cielo, seremos una obra
completa, pero, mientras tanto, al permitir la obra transformadora del
Espíritu Santo, Él nos cambia. Dios promete perfeccionar la buena obra
que comenzó en nosotros (Filipenses 1:6).
Señor, gracias por transformarnos en nuevas criaturas a través de la obra de tu Hijo Jesús.
Él es el alfarero; nosotros somos el barro.
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